miércoles, 31 de octubre de 2007

Soñar cuentos para que otros sueñen también





Emilio Breda es Poeta, cuentista, historiador y ensayista. Desde hace 32 años visita escuelas contando sus cuentos a los chicos más pequeños para promover la lectura y enseñarles el mundo maravillo de los libros que les permite hacer volar la imaginación a través de la lectura.

¿Por qué decidió contar cuentos en los colegios?

Para poder atraer a los chicos y despertar en ellos el amor por el libro, a lo largo de 32 años en contacto diario con chicos en las escuelas, fui desarrollando lo que lo llamo "ESTRATEGIAS PARA CREAR LECTORES Y CUENTOS", que se basan en mostrar a los chicos que el libro nos permite volar y soñar por el prodigioso espacio de la fantasía y alimentar nuestra imaginación creadora. Para ello en forma grupal y por ciclos narro los cuentos en un clima lúdico e interactivo para que descubran no sólo lo mágico que es leer, sino también lo mágico que es escribir un cuento. En una palabra voy de la oralidad y dramatización a la creación de un nuevo texto.


¿Cuál cree que es el papel que juega la familia en el despertar de los chicos en la lectura?

Considero, como en todo lo que hace al tema educativo, que la familia tiene un papel preponderante en despertar el amor por el libro y el placer por la lectura. El principal educador es la familia, la escuela cumple sólo un papel complementario. Lamentablemente, se está perdiendo el rito mágico del cuento. De eso de que los niños se iban a dormir con cuento contado por sus padres. El niño debe amar el libro desde pequeño, antes de que aprenda a leer, ya tiene que haber descubierto que el libro le abre un mundo fascinante. Jorge Amado, ese gran novelista brasileño, decía que el ser escritor se lo debía a una niñera negra que le contaba historias fantástica. Coincido ampliamente. Yo creo que si soy escritor se lo debo a mis padres, a mis cuatro abuelos, a mi bisabuela y a mis tíos que contaban historias maravillosas.


¿Cree que el amor por la lectura es una herencia familiar?

Ése sí que es un misterio. En mis experiencias escolares he tratado muchas veces ese tema con los padres. Y, a veces, lamentablemente, no siempre de padres lectores salen hijos lectores. Como hay muchos casos de chicos lectores, cuyos padres no aman la lectura. Conozco caso de hermanos, que a algunos les encanta leer y a otros les aburre hacerlo, que lo hacen sólo por obligación en el estudio y no por placer. No obstante, insisto, el papel de la familia como estimulador de la lectura puede ser muy importante.

¿Qué siente cuando visita las escuelas para leerle cuentos a los chicos?

Me gusta mucho el visitar escuelas, porque me permite producir un milagro, que yo, como autor, conozca personalmente a mis lectores, cosa que normalmente no les ocurre a los escritores, ellos cuando están escribiendo un libro no saben quiénes son los que lo van a leer, son como una especie de amigos invisibles. Y, a su vez, para los lectores el autor también cuando lo leen, rara vez lo conocen personalmente. Por eso, en estos encuentros que realizo en las escuelas, se produce el milagro: el autor y sus lectores dejan de ser amigos invisibles. Los lectores conocen que el escritor es, ante todo, un ser humano que realiza una tarea solidaria: la de soñar cuentos para que otros, los lectores, sueñen también, junto con él, en el prodigioso e infinito universo de la fantasía.

¿Cuántos libros ha leído?

En realidad, nunca me propuse contar cuántos libros leí. Pero le puedo asegurar que fueron muchos no sólo los de poesía, los de cuentos, los de teatro, los de historia, que son los que más me gustan, sino todos aquellos que tuve que leer para recibirme de maestro normal nacional y abogado, y cursar el doctorado en jurisprudencia. De chico también me apasionaba estudiar mitología universal y entomología. Confieso que en un género que no es de mi preferencia es la novela, aunque leí muchas.

¿Qué significaban en su infancia los libros?

Para mí los libros eran algo mágico. Todos mis ahorros iban para comprar libros y formar mi biblioteca personal.

¿Qué opinión tiene sobre que hoy en día cualquiera escribe y publica un libro?

Ése también es otro serio problema. Es verdad, que todos tenemos derecho a escribir y a expresar nuestros pensamientos y sentimientos a través de la palabra escrita. Pero, de allí, a que todos sean escritores...Ése famoso dicho de que todo hombre tiene que tener un hijo, plantar un árbol y escribir un libro es absurdo. Todo hombre tiene que tener un hijo, sólo si está capacitado para ser padre y asume esa responsabilidad. Lo de plantar un árbol si me parece espléndido, porque soy un acérrimo defensor de la ecología. Sería muy bueno que cada hombre plantara un árbol. Ahora, en cuanto a escribir un libro, me parece sencillamente absurdo. Es más, le diría, que si las cosas siguen así, van a existir sobre la Tierra más escritores que lectores. Por eso, cuando la Asamblea General Ordinaria de la Sociedad Argentina de Escritores me declaró, por voto unánime de todos sus miembros, "Socio Honorario" de la entidad por mi trayectoria literaria, con más de 40 libros publicados, en realidad, recibía esa distinción con el convencimiento de que mi más importante labor era la estar formando lectores para que todos los escritores sean leídos. No sólo basta publicar un libro. Eso es hasta fácil. Lo difícil es hallar al lector de ese libro.

Como conocedor de la lectura de los chicos, ¿cuál cree que es el género que más les gusta?

Por mi experiencia, opino que el género que más atrae a los chicos es el del cuento. Pero tiene que se presentado en una forma dramatizada, para que los chicos sientan vivos los personajes, para que ellos mismos se sientan protagonistas de la historia. La poesía también les gusta mucho a los chicos. Hay que presentarla con toda su musicalidad, pero también con sus silencios y, sobre todo, con un juego vocal muy expresivo. Como si fuera un canto, pero sin ser cantado ni declamado. En mi primer libro de poesía, que lo publiqué cuando tenía 17 años, declaraba: "Poesía es música, la música de la palabra humana".

¿Cree que existe un rechazo de los argentinos hacia la lectura?

No sólo los argentinos somos reacios a leer. El alejamiento de la lectura es fenómeno mundial, tanto entre chicos, jóvenes y adultos. Eso se debe a la cultura del pantallismo. Toda la vida del ser humano hoy pasa por una pantalla. Una pantalla de cine, de televisión, de videos, de videojuegos, de la computadora, de los juegos en red. Ahora, hasta una pantalla de los teléfonos celulares.

¿Podemos hablar de que el libro está en extinción?

Jamás el libro desaparecerá. Porque hasta la computadora y la Internet se alimentan de libros. El libro no es ese objeto de papel, cartulina y tinta. El libro es un sistema de pensamientos y sentimientos. En un principio, los libros eran orales, se trasmitían oralmente. Luego se los trasladó a la escritura. Hoy ya están en Internet. No obstante, creo que jamás habrá un libro mejor que el de papel, cartulina y tinta, porque como bien dijo Umberto Eco, ese libro está hecho de acuerdo a la dimensión del hombre, lo podemos leer sentados bajo un árbol, en una cama, en una biblioteca, frente al mar...

¿Qué libro marcó su rumbo?

Sería injusto mencionar uno, porque fueron muchos los que me enseñaron muchas cosas para ser escritor. Los maestros de los escritores son los autores que hemos leído. En poesía, el argentino Francisco Luis Bernárdez y el español Federico García Lorca. En cuento, el argentino Marco Denevi y el italiano Gianni Rodari.

¿Cuál es su libro preferido?

Los libros, para un escritor, son como hijos. Por lo tanto, no puede tener preferencias. Aunque sí puedo decirle que hay dos libros a los cuales les debo el haber recibido muchos premios y distinciones, y el mayor premio. En poesía: "De los Ángeles de Buenos Aires-Villancicos Porteños" y en cuento:"Cuentos para Espacionautas". Pero, felizmente, todos mis libros están en varias ediciones, porque muy rápidamente se agotan.

¿Qué libros de la infancia no pueden faltar en su biblioteca?

"El Principito" de Saint-Exupéry, porque cada vez que lo leo descubro algo nuevo. Ésa es una regla de oro para saber si un libro es un buen o un gran libro, un libro perenne. Un buen libro se lo lee con placer. Un gran libro se lee y relee muchas veces porque siempre nos trae, en cada lectura, una nueva visión del universo que nos rodea, de las cosas y los seres.




-Florencia Gargano-

1 comentario:

Anónimo dijo...

me encanta el blog, es muy interesante.sigan asi